La historia es sencilla y trágica, uniendo en un solo texto la simplicidad de las antiguas leyendas, la cadencia musical de la balada escocesa, con el lirismo propio de la literatura inglesa: a mediados del siglo XVI, un caballero escocés y una dama inglesa, enemigos por nacimiento, se enamoran en las tierras fronterizas del Castillo de Carlisle.
La dama era propietaria de ciertas tierras, que tras el casamiento pasarían a formar parte también de la hacienda del caballero, un hecho absolutamente intolerable y deshonroso para el hermano de la dama. Para evitar que un escocés se convierta en dueño de tierras inglesas, mata a su propia hermana con un vino envenenado, cayendo ésta muerta en brazos de su amante.
El escocés la venga matando a su hermano, después toma los hábitos templarios, y parte hacia Tierra Santa, para honrar su memoria, morir en gracia de Dios, y poder reunirse con ella cuanto antes. (Texto de Leyre Segura. Lee más en la Vieja Musa)
Estudios Real World, Wiltshire, 14 de julio de 2006. "Hay algo fascinante respecto a este cuento de amor y de guerra, que se enmarca en Carlisle, un lugar céltico antiguo, que llegó a ser un asentamiento romano, llamado Luguvalium.
¿A quién amamos y por qué razón?
El Castillo de Carlisle, construido en la frontera entre Escocia e Inglaterra, posee una historia de límites que se defendieron, tanto tribales, como políticos. Y, con todo, hay asuntos del corazón que no tienen límites. Este cuento trata sobre la fuerza de un amor sin futuro, el caballero va a luchar batallas en el nombre de su amada. En este caso, se dirige a lo que algunos llaman la guerra de las "cruzadas” en Palestina.
Reflexiono sobre la forma en que las historias de lugares y los relatos en que participan personas se entrelazan completamente. Los días pasados en estos lugares completan un ciclo junto a nosotros mismos"
-LM
The english Ladye and the Kinght Letra de Sir Walter Scott. Música de Loreena Mckennitt
It was an English ladye bright,
(The sun shines fair on Carlisle wall,)
And she would marry a Scottish knight,
For Love will still be lord of all.
Blithely they saw the rising sun
When he shone fair on Carlisle wall;
But they were sad ere day was done,
Though Love was still the lord of all.
Her sire gave brooch and jewel fine,
Where the sun shines fair on Carlisle wall;
Her brother gave but a flask of wine,
For ire that Love was lord of all.
For she had lands both meadow and lea,
Where the sun shines fair on Carlisle wall,
For he swore her death, ere he would see
A Scottish knight the lord of all.
That wine she had not tasted well
(The sun shines fair on Carlisle wall)
When dead, in her true love's arms, she fell,
For Love was still the lord of all!
He pierced her brother to the heart,
Where the sun shines fair on Carlisle wall –
So perish all would true love part
That Love may still be lord of all!
And then he took the cross divine,
Where the sun shines fair on Carlisle wall,
And died for her sake in Palestine;
So Love was still the lord of all.
Now all ye lovers, that faithful prove,
(The sun shines fair on Carlisle wall)
Pray for their souls who died for love,
For Love shall still be lord of all!
Érase una resplandeciente dama inglesa
(El sol brilla en los muros de Carlisle)
Y quería casarse con un caballero escocés,
Por Amor, que sería, el señor de todo.
Alegremente observaban el sol
(que brillaba en los muros de Carlisle)
Sin embargo, estarían tristes antes de acabar el día,
Aunque el Amor, seguía siendo, el señor de todo.
El señor dio a su dama un broche y finas joyas,
(el sol brilla en los muros de Carlisle)
El hermano de la dama dio al señor solo una botella de vino,
Hubo ira, pero el Amor era el señor de todo.
Porque la dama poseía tierras con prados y campos,
(mientras el sol brilla en los muros de Carlisle)
Pero el hermano juró que su hermana moriría, apenas el caballero la viese.
Un caballero escocés, el señor de todo.
El vino que la dama bebió no tenía buen sabor
(El sol brilla en los muros de Carlisle)
La dama cayó muerta, en los brazos de su verdadero amor
¡Porque el Amor era, el señor de todo!
El caballero atravesó con su espada el corazón del hermano
(El sol brilla en los muros de Carlisle)
y todo se desvaneció, el verdadero amor partiría
¡Aquel Amor podría ser, el señor de todo!
Y entonces el caballero tomó la cruz divina,
(El sol brilla en los muros de Carlisle),
Y murió en el nombre de su dama en Palestina;
De este modo, el Amor fue, el señor de todo.
Todos los amantes, que prueban su fidelidad,
(El sol brilla en los muros de Carlisle)
Recen por aquellas almas que murieron por amor,